lunes, 17 de octubre de 2011

¡Funcionario malo, malo y malo!

Hoy me ha llegado al correo uno de estos mensajes que, sin ser novedad, dice verdades como puños que no está mal recordar. Por eso quería compartirlo con vosotros. Porque alude a un artículo contra los funcionarios (otro más) y ese es un tema que sigue estando muy de moda. Si quereis leer el artículo al que hace referencia pinchad aquí.

Yo no soy funcionaria, porque a pesar de la insistencia de mi madre (o tal vez por eso) no me dió la gana de estudiar oposiciones. Pero ella si lo era, maestra en concreto, y de educación especial. Me gustaría ver al señor Ferrand currando cómo ella lo hacía por las mañanas y preparando materiales por la tarde. Mi marido también trabaja para la administración, es ordenanza, y ha tenido que trabajar largísimos turnos nocturnos en residencias de ancianos, centros de internamiento de menores, etc, hasta lograr un puesto "cómodo" (solo en turno de mañana). De este cómodo trabajo ha llegado a casa con agujetas más de una vez, las que no creo que haya tenido el señor Ferrand escribiendo estas lindezas.

Una guinda en el universo del cachondeo y chiste fácil sobre los funcionarios procedente de la ignorancia y la atención a la anécdota por encima del conjunto. ¿Qué si hay funcionarios vagos e inútiles? Por supuesto que sí, igual que en la empresa privada. Y al igual que allí casi todos ocupan puestos directivos o son consentidos por estos últimos.


"RESPUESTA AL ARTICULO DE OPINION " LA DICTADURA DEL FUNCIONARIADO " DE M. MARTIN FERRAND.

Sr. Martín Ferrand son muchos ya los comentarios despectivos y miserables que se están lanzando contra los funcionarios, esa casta, como usted los llama de la que yo formo parte. Pero es precisamente su artículo de opinión, por venir de quien viene, todo un profesional del periodismo, al que yo, sinceramente creía, objetivo y sensato, el que me ha encendido sobremanera y no quiero pasar por alto mi oportunidad de respuesta porque no ha podido ser más subjetivo, más insensato y sobre todo, más erróneo en sus planteamientos contra nuestra "casta".


En primer lugar, ni yo ni ninguno de los muchos compañeros a los que trato nos sentimos ni tenemos porqué sentirnos servidores de nadie, y mucho menos queremos ser servidos. Le aclaro que en mi declaración a Hacienda no consta que sea servidora de nadie, sino una empleada por cuenta ajena; en este caso, mi empresa es la Junta de Andalucía, a la que accedí por cierto tras unas duras oposiciones y que tras, 25 años de servicio como Administrativa (es decir 8 trienios), teniendo un complemento de exclusividad que me obliga a trabajar, como mínimo, 110 horas más al año que al personal que no lo tiene y gestionando un Negociado, cobro 1.500 EUR, de los cuales usted se cree muy dueño de rebajar un 20%.

Comenta que por la crisis es el funcionariado el que tiene que ver disminuidos sus ingresos, ¿por qué?, ¿es que en épocas de "vacas gordas" el Gobierno hace conmigo reparto de beneficios? ¿Está usted quizás dispuesto a darme algo de sus ingresos cuando éstos sobrepasen lo que habitualmente cobra? ¿Está dispuesto acaso a hacerlo algún profesional "libre" de este país? Le pongo un ejemplo muy concreto:

Un vecino de mi bloque, trabajador de la construcción, tan discreto en ingresos como yo hasta el "boom" urbanístico, ha podido invertir y comprar 2 pisos más en Sevilla capital. Es cierto, ahora está en paro y yo y toda mi casta hemos contribuido a que pueda cobrar el subsidio de desempleo, porcentaje que pagamos todos los meses aunque a nosotros no nos haga falta, pues jamás lo cobraremos. Además, usted pretende rebajar mi sueldo un 20% para "repartir" con él y muchos como él que ahora no les va bien. ¿Hablaría usted para que me cediera uno de sus pisos y así dejar la hipoteca del único pisito que poseo y que me está quitando el sueño? Los dos creemos que él no estaría dispuesto, ¿verdad?. Pues yo tampoco a darle un 20% de mi sueldo.

Habla también de que pretendemos vivir sin la incertidumbre que acompaña a otros ciudadanos. Pues sí, Sr. Martín, de eso se trata, aspirar a ser funcionarios es aspirar a poco materialmente en la vida, nunca seremos ricos, pero aspiramos a la estabilidad en el empleo, recurso al que puede aspirar cualquier persona, usted también, aprobando unas oposiciones. Por tanto, si yo he aspirado a "ganar poco y vivir tranquila" es un derecho adquirido y no, no me he adueñado de nada ni considero mi puesto hereditario. Mis hijos se lo tendrán que currar y posiblemente más que los suyos, por venir de una familia más humilde o sencilla como quiera llamarlo.

Y es en este punto donde más me enciendo, ¿con qué derecho se cree para proclamar a los cuatro vientos que mis dos hijos (estoy separada) tengan que vivir con un 20% menos de lo que viven?
Ah!.., y yo declaro hasta el último céntimo que gano (y todos sabemos que eso no es así en todas las profesiones, pues hay mucha "economía sumergida").


Por lo tanto no intente "calentarle" el ánimo a nadie con el hecho de que son los ciudadanos quienes con sus impuestos me retribuyen, nosotros también contribuimos y mucho a las arcas del Estado.
Y una cosa más, considero el trabajo de esta casta mucho más importante para el país que el de su profesión, por ejemplo. Si no escribe un día un artículo no pasa absolutamente nada, pero si mis compañeros de la Sanidad , la Enseñanza , los Cuerpos de Seguridad... no acudieran a su trabajo... ¿qué ocurriría? En fin, Sr. Martín piense más lo que escribe antes de hacerlo.

En lo que se refiere a la Sanidad , diré (y hace mucho que quiero decirlo): Llame Ud. a un fontanero, o a un electricista, por ejemplo, un 24 o un 31 de Diciembre a las 04 horas de la madrugada (y relato dos casos auténticos ocurridos con esos dos profesionales).

- ¿Cree que acudirá alguno a su domicilio?
- ¿Cuanto cree que le cobrará?
- ¿Le hará factura o le tendrá que pagar en cash? además de tener que darle las gracias, aunque al día siguiente fallen las reparaciones.


Yo se lo digo:

- Después de llamar a los de la Compañía de Seguros de su domicilio, no irá nadie. Al día siguiente, tampoco. El primer día laborable se presentará uno que le facilitara el portero de su finca.
- Le dirá que, si quiere que repare la avería, le tiene que pagar en mano (creo que a eso se le llama dinero negro).
- Estarán en su casa: uno 7 minutos y el otro 14 minutos- Le cobrarán: uno 80 EUR por 7 minutos y otro 93 EURuritos por 14 minutos.
¡¡¡ No está mal !!! (Por cierto al electricista se le tuvieron hasta que prestar las herramientas)


Ahora le diré que pasaría si Ud. (o el electricista o el fontanero de la historia) un 24 o un 31 de Diciembre a las 04 horas de la madrugada se diera una fenomenal torta con su coche (Dios no quiera) después de venir de una fiesta de esas a las que sólo pueden ir los que tienen sus ingresos (aunque, la verdad, ustedes siempre suelen ir de gorra a esos saraos, cosa que no nos ocurre a ningún funcionario:

- Acudirán la policía y los Servicios de Emergencia (todos ellos funcionarios que tienen la suerte de trabajar ese día).
- Le llevarán a las urgencias de un Hospital Público (donde se le admitirá aunque Ud. no tenga cartilla de la Seg. Social.
- Le atenderán celadores, administrativ@s, auxiliares de enfermería, enfermer@s, divers@s técnic@s, médic@s, etc... (todos ellos funcionarios que también tienen la suerte de trabajar ese día).
- Pongamos que sufre un traumatismo craneo-encefálico (repito: Dios no quiera).
- Se le llevará a un quirófano ya preparado y bien limpio (también entran en esta función l@s limpiador@s que también tienen la suerte de trabajar ese día).
- Se le intervendrá durante varias horas esa misma noche (no el día siguiente o el otro).

¿Sabe cuanto cobrará por hora el que más cobrará (en este caso los médicos y neurocirujanos)?  Alrededor de 15 Euros netos. El resto se lo lleva Hacienda (aquí no vale lo del dinero negro). Imagínese lo que cobrarán los demás... ¿Sabe qué ocurrirá si la operación no es de su agrado? Ud. (o el electricista o el fontanero de la historia) nos demandará. Iremos todos a los Tribunales y tendremos muchos problemas.
¿Sabe qué ocurre si uno de sus artículos, o la reparación, no es de nuestro agrado? ¡¡¡ NADA !!! Entonces, Sr. Martín Ferrand, ¿sigue opinando que se nos debe bajar un 20 % nuestras retribuciones? Si es así, a Ud., y a los que piensan como Ud., sólo tengo que decirles:¡¡¡ Váyanse a tomar por el culo !!! ."

Perdón por la grosería final, pero es que si la quito del texto original se pierde la esencia del escrito.

lunes, 10 de octubre de 2011

El dinero no existe

El dinero no existe. Hace mucho tiempo que ocurrió, pero hasta ahora no nos habíamos dado cuenta. Incluso ahora hay mucha gente que no lo sabe. Pero es una realidad tan aplastante que cada vez es más difícil ignorarla.

Hace unos años yo trabajaba como profesora de audiovisuales y artes escénicas. El profesor de Formación y Orientación Laboral se largó de la escuela a la francesa (por motivos muy comprensibles, por otra parte) y en mí recayó la tarea de impartir el último trimestre de su asignatura, precisamente comenzando por el tema “Principios de economía”. ¿Qué sabía yo sobre eso?. Nada, obviamente. Así que hable con un amigo que estudiaba Económicas, me metí en internet, pedí libros y leí y escuché cuanto pude.

Aprovecho para hacer uno de estos incisos que tanto me gustan: queridos padres y madres, alumnos de escuelas privadas de todos los niveles, siento decirles que sí, que puede que en esa escuela tan carísima que están pagando y en la que les anuncian profesores “altamente cualificados” también se estén haciendo éstas cosas. Y no todos los sustitutos pueden o se molestan en leer tanto.

Continuando con el tema, fue entonces cuando descubrí que vivíamos en una peligrosa mentira. Leí mucho sobre el, ahora tristemente famoso, “mercado”, sobre la oferta, la demanda, los factores de producción, sobre inflación y deflación… y sobre el dinero. Resumiré su historia si ustedes me lo permiten (y si no también, qué le vamos a hacer).

El dinero vino para acabar con los desacuerdos sobre valor propios del sistema de trueque. Se acordó que el oro sería el que sirviera para dar valor universal a los intercambios (metal dúctil y maleable, muy resistente a la corrosión y ¡atención! presente en nuestro planeta en cantidad finita). Luego se cambió el oro físico por monedas acuñadas y más tarde por papel moneda. Ventajas: mayor ligereza y sobre todo el poder guardar el valioso oro a buen recaudo. Gran desventaja: perdías tu oro de vista y quedaba bajo el control de extraños/banqueros.

Los precios subieron cada vez más. Claro, fabricar moneda es fácil y a todos nos gusta la riqueza ¿verdad?. El problema es que cada vez había más papel y menos oro. Al final ese papel no podía cambiarse por el oro que le respaldaba, a no ser que fueran dólares estadounidenses (en los acuerdos de Bretton Woods, tras la II Guerra Mundial, se acordó que todas las divisas podían ser convertibles a dólares de EEUU y sólo ese dólar podía cambiarse por lingotes de oro. ¡Qué listos!, ¿eh?).

No fue hasta 1971 cuándo los demás países empezaron a sospechar que tampoco el dólar americano podría cambiarse por oro. Una vez más una guerra (el mejor invento del mundo para ganar dinero) fue el desencadenante. EEUU estaba endeudado hasta las orejas por la guerra de Vietnam y eso lo estaban pagando los norteamericanos con sus impuestos (por no hablar de las vidas de los soldados, pero como eso en último término es un ahorro para las arcas estatales da igual). Los bancos centrales europeos (ilusos ellos) intentan convertir sus dólares en oro. Esto hace que la citada moneda cada vez valga menos, y menos, hasta tener que reconocer que no hay oro bastante para respaldar tanta moneda como se ha acuñado.

¡Dios mío!, si el dólar no vale nada ¡nuestro dinero es solo papel!, ¡el mundo se hunde porque sin dinero ya no somos nada!... Por supuesto encontraron una solución: se acabó para siempre la convertibilidad del dinero en oro y sustituimos su valor por los acuerdos y movimientos de los “mercados”. Desde 1973 a hoy el dinero tiene valor gracias a la creencia subjetiva de que será aceptado por los demás habitantes de un país o zona económica como forma de intercambio. No hay ningún activo que lo respalde y por eso se llama “dinero fiduciario” (bonito palabro), es decir, que se basa en que ha sido declarado por el Estado, que busca el respaldo en el PIB (a más PIB más derecho tengo a imprimir moneda). Es un pacto social.

Pero ya sabemos que todas las partes implicadas en un pacto deben cumplirlas. Y aquí está el problema. Nosotros los usuarios de a pié seguimos trabajando para lograr una cantidad X de dinero, con la que se supone que podremos comprar una cantidad Y de bienes. Pero los que nos suministran esos bienes han decidido darle por su cuenta otro valor a nuestro dinero. Así por la misma cantidad Y nos piden X+2 (o +3, o +4… suma hasta que el los usuarios de a pié puedan soportarlo. Y los usuarios demostramos ser extremadamente sufridos, o tontos, yo que sé).  

Hay unos culpables para todo esto. Los artífices de todo este tinglado (los banqueros), los consentidores en busca de su tajada del pastel (los gobiernos), los encargados del adoctrinamiento de las masas y el enmascaramiento de la realidad (los mass media), las masas pasivas que preferían seguridad a libertad (nosotros).

¿Y ahora qué vamos a hacer? ¿escucharemos a los que dicen que “reactivar el consumo” es la solución? ¿u optaremos por “reactivar nuestra mente” para hallar caminos más justos y lógicos?. Nuestro sufrimiento está creciendo en proporción directa a nuestro conocimiento. Podemos ser avestruces y dejar conocer, meter la cabeza bajo tierra aún a riesgo de que nos devore el depredador de turno. Y podemos actuar como animales inteligentes y usar nuestro conocimiento para sobrevivir.

En caso de escoger la segunda opción echa un vistazo a este video. Si crees que mis post son largos ya te aviso de que es un corto de casi 30 minutos. Pero también es más ameno que yo, así que te recomiendo que lo veas hasta el final, que es lo mejor. 


jueves, 29 de septiembre de 2011

Motion is emotion



Yo soy burguesa (tengo casa, coche y dos televisiones), de izquierdas (no confundir con militante de un partido cualesquiera), de mediana edad (eufemismo que me hace sentir mejor cuando me acuerdo de que cuándo nací Franco aún vivía) e indignada (tengo perro, pero no flauta. Eso sí, mi canario silba de maravilla).

Todo el mundo habla del Movimiento 15M y yo no quería ser menos. Porque por las barbaridades que he escuchado no hace falta tener una inteligencia privilegiada para opinar sobre esto. De hecho no hace falta ni tener inteligencia de algún tipo.

Por si algún marciano o ermitaño está leyendo esto y no sabe lo que es el 15M lo resumiré a mi modo: un montón de gente de todo tipo que está hasta los mismos ¢Øjص€§ (ejem…) y que o lo gritan o revientan. ¿Y qué gritan?

Los más jóvenes repiten que “les están robando su futuro”. A la vista de los datos yo no me atrevo a llamarles “victimistas” sino más bien “realistas resilientes”.

Los de mediana edad (eufemismo again) afirmamos que nos engañaron cuando éramos jóvenes y que ahora le están robando el futuro a nuestros hijos. Luchamos por ellos. En serio.

Los más mayores intentan entender un follón nacido de la mentalidad 2.0. o intentan ignorarlo porque para eso ellos ya vivieron sus propias guerras. Están en su derecho.

A mi pobre entender las demandas de que éste fenómeno se vuelva más orgánico, o incluso de que se politice, proceden de gente que no termina de comprender la causa y el propósito. La causa es el hartazgo, la indignación, la impotencia y, ¿por qué no? el miedo. Pero la cuestión está en el propósito. El movimiento 15M no quiere cambiar el mundo, no es el responsable de hacerlo. Eso sería como si los padres de los hijos vagos les hicieran los deberes: ni es la obligación de esos padres, ni sirve para nada.

Lo que hacen los indignados es exigirle a quienes tienen el poder de arreglar las cosas que lo hagan.  Que dejen de mirarse el ombligo, o más bien el bolsillo, y miren a su alrededor. Porque nos hemos dado cuenta hace tiempo de que no están trabajando para nosotros, de que nos consideran “máquinas de gastar” y no personas, y de que sabemos que si no llegamos a fin de mes es porque ellos llegan con demasiada holgura. Porque ellos hasta ahora no sabían que nosotros lo sabíamos.

En ese sentido el 15M empieza a funcionar. Algunos políticos afirman que incluirán algunas demandas en sus programas. Vale, eso es como si te prometen que te van a regalar el arco iris: es muy bonito pero además de ser mentira no vale para nada. Aún así, por algo hay que empezar ¿no?. Otros se enfadan, insultan y se ponen en evidencia, dándole sin querer más importancia y eco a  los indignados y proporcionándonos algunos momentos de guasa y/o debate impagables. Algo es algo.

Tal y como está montado todo lo único que podemos hacer es gritar. Así que gritamos. Con pancartas, con acciones de guerrilla, con manifiestos en la web… con lo que podemos. Tal vez a base de reventar tímpanos y crispar paciencias logremos algún pequeño espacio en el que instalar algo nuevo. Y que luego crezca. Tal vez no. Pero lo que no podemos hacer es dejar de gritar porque ya hemos comprobado que el silencio es el mejor abono para la desvergüenza. 

jueves, 22 de septiembre de 2011

Adorables a rabiar, chicos

¿Sabéis que en un zoo de Kiev, un grupo de animales de lo más dispares se han puesto de acuerdo para fugarse?. Según el director del zoo no es algo raro y ocurre de vez en cuando en este tipo de sitios. Pero ¿ocurrirá mucho que se pongan de acuerdo para hacerlo a la vez 2 zorros, 8 puercoespines y 7 lirones que además viven en hábitats separados?.




Los animales llevaban meses preparando la huída (ríete tú de Michael Scofield), hasta que lograron salir todos juntos. Llamativo teniendo en cuenta, por ejemplo, que los zorros comen lirones. Sin embargo lo que a mí me provoca mariposas en el estómago es el motivo: Por un lado las penosas condiciones de vida que sufrían. No en vano el zoo de Kiev es uno de los peores del mundo. Por otro, el hecho de que varios animales habían muerto misteriosamente suceso que, según los expertos, el resto pudo percibir y ponerles nerviosos.Y eso que ellos no sabían lo que algunos malpensados humanos andaban diciendo: que las muertes eran producto de la ambición (y los frascos de veneno) de alguna de las empresas que ansían poseer el  valioso suelo en el que se encuentra el zoo. Si los animales hubieran sabido eso, a lo mejor se fugan todos al grito de ¡que viene el especulador! (por cierto, se rumorea que estos últimos serán los protagonistas de la próxima entrega de The Walking Dead, aunque yo creo que la productora no se atreverá. Una cosa es asustar y otra pasarse tres pueblos).

Bueno, retomando:.Encarcelados, maltratados, víctimas de la codicia del más inhumano de los seres… ¿por qué no? ¿No es eso lo que nos hacemos también entre nosotros? ¿A nadie se le viene a la cabeza el nombre de alguna versión para humanos del zoo de Kiev?. Entonces, ¿por qué no a los animales? Después de todo, y en palabras de la excelsa filósofa y activista pro derechos fundamentales Ana Botella el planeta "está al servicio del ser humano porque el ser humano es el centro”.

Pues ya que cito se me vienen a la cabeza otras palabras: “el hombre es egoísta, aparece en medio de la noche y arrasa con todo lo que encuentra a su paso. Es como una serpiente que devora su propia cola para sobrevivir”. “Lo que el hombre no entiende es que lo que le haga a la tierra, a la larga, se lo hace a sí mismo. Y cuando al final la tierra esté destruida los animales se marcharán o morirán. El hombre gobernará el mundo solo hasta que, perdido y desolado, él también quedará borrado de la faz de la tierra. Pero eso no nos sirve de consuelo ahora porque todos pereceréis si no os defendéis con contundencia de la humanidad”.

Sí, es de la película United Animals y lo dice una tortuga de 700 años que demuestra ser más inteligente que Ana Botella. También es verdad que la Botella es más joven, así que achacaremos sus declaraciones a la “inconsciencia de la pubertad”.


Y por lo que a mi respecta, aún no sé si huir, hacerme tortuga o engancharme a la botella (en minúscula, por supuesto).

viernes, 16 de septiembre de 2011

Está todo mal


Al grito de "ESTA TODO MAL" nos enganchamos a los spots de una conocida marca que ha sabido sintentizar perfectamente en una frase un sentimiento más que general. Pero lo que a mi más me motiva es el slogan de la campaña: "tengo derecho a mi fiesta". Porque esa es la base de todo lo que está pasando (me refiero a la supercrisis, claro, que para eso es el tema de moda).

Todos sentimos que tenemos derecho a nuestra fiesta, una juerga que cada cual entiende a su manera. En este momento de mi vida mi juerga es que los niños se vayan a la cama y yo pueda tirarme delante de la tele a ver una buena serie o película sin cortes (publicidad, "ring, ring: hola me llamo walter y tengo una oferta para usted", "mamá tengo hambre/sed/necesidadindeterminadaperoacuciante"...) Para otros la fiesta es el macrobotellón en la plaza del pueblo y a algunos lo que más les divierte es mirar su cuenta bancaria y que engorde más que Cartman en un buffet libre.

Todos provocamos daños colaterales al empeñarnos en ejercer nuestro derecho a la fiesta. Yo perjudico muy mucho a los pobrecitos autores de las obras audiovisuales que aparecen en mi tele a golpe de click (lo reconozco y me flagelo por ello). Los del macrobotellón dejan la plaza del pueblo echa unos zorros, además de perjudicar a sus preciosas neuronas que deben servirles para acabar complicadas carreras universitarias que adornen la pared de su cuarto (el cual no abandonarán hasta los ¿treinta y cuantos?). Y respecto a los engordadores de cuentas bancarias y a Cartman no entraré en detalles porque ya los conocemos sobradamente.

Lo que quiero decir es que todos, en una medida o en otra, hemos puesto nuestro granito de arena para que las cosas estén como estén: por pedir créditos a diestro y siniestro para darnos nuestra fiesta (un coche más grande, una tele más plana, una casa de precio más obsceno...), por consentir que muchos políticos y medios de comunicación nos tomaran por tontos sin gritarles que no lo somos, por especular si teníamos la ocasión de hacerlo, por comprar aquello que nos vendía el especulador, por no negarle el saludo al que especulaba, por agachar las orejas asustados ante el mobbing y otras lindezas laborales.........

Y ahora nos quejamos de que ESTA TODO MAL, y queremos seguir teniendo derecho a nuestra fiesta. Yo la primera, faltaría más. Pues una de dos: o forzamos la máquina para que la fiesta dure lo que pueda y cuándo reviente nos aguantamos (porque no te engañes, esto no ha reventado todavía), o buscamos una fiesta nueva con menos efectos colaterales.

¿Alguna sugerencia?