martes, 8 de octubre de 2024

GIZONDUZ


¿Qué es?

Gizonduz en euskera significa “hacerse un hombre” en el sentido de madurar, de evolucionar. Es, en mi opinión, el nombre ideal para una iniciativa que busque incorporar a los hombres a un mundo en igualdad.

Gizonduz son un conjunto de medidas y buenas prácticas que lleva a cabo el Emakunde (Instituto Vasco de la Mujer) desde el año 2007, encaminadas a analizar las masculinidades y ofrecer vías de sensibilización y finalmente transformación de esa mitad de la población sin la cual no puede existir la tan ansiada igualdad real.

Creo que Gizonduz es interesante porque tiene una larga trayectoria con vocación de continuidad. Y porque contiene muchas medidas ya implantadas, algunas de las cuales llevamos tiempo pidiendo en Málaga (mi ciudad) sin lograr nada de nada.

¿Qué hacen?

Esta iniciativa nació como otras muchas destinadas a la sensibilización: con un congreso del que salió una campaña como tantas otras. No es un mal principio, pero ya hemos visto otras muchas veces que esto es un trabajo de pico y pala, y que con una campaña no hacemos más que empezar. Y así lo entendieron también las compañeras y compañeros del Emakunde.

Solo un año después, 10.000 hombres vascos de todos los ámbitos sociales, culturales y económicos, con el Lendakari a la cabeza, presentaron una carta a los hombres por la igualdad y contra la violencia de género. En ese documento se plasmaron las líneas maestras de pensamiento que guían todo lo que hace Gizonduz.

En los años posteriores, las campañas, cursos y acciones se han multiplicado y perfeccionado, fruto de la inversión que el gobierno vasco ha seguido destinando a este programa por considerar que trata un problema estructural y por ello su acción no debe cesar hasta acabar el problema. Y esto lo menciono como uno de sus puntos fuertes, dado que desde Andalucía no podemos sino sentir envidia por ese enfoque. 

En mi comunidad los recortes económicos a políticas y asociaciones por la igualdad son una constante. Con mucha frecuencia el personal que atiende a mujeres víctimas de violencia está contratado por campañas y en precario. Hay colectivos, como asociaciones dedicadas a la salud de las mujeres en situación de prostitución, que ya no pueden trabajar por falta de fondos públicos, el discurso público sobre la igualdad y la violencia de género cambia según sople el viento político... Considerar la desigualdad como un problema estructural y por encima de electoralismo marca una importante diferencia.

Volviendo a las actuaciones de Gizonduz, quisiera destacar dos que me parecen especialmente eficaces:

👉La Mochila Igualitaria: Durante varios años todos los hombres que fueran padres en Euskadi, ya sea por nacimiento o por adopción, recibían una mochila llena de material sobre la paternidad igualitaria y corresponsable. También había material genérico sobre la deconstrucción de la masculinidad patriarcal e incluso una pegatina para poner en el coche, de esas de “bebé a bordo”, pero con papá cuidador incluido. Puede parecer que no es mucho, pero como mujer que escogió ser madre puedo asegurar que hay pocos momentos mejores que la llegada del bebé para que hombre demuestre lo que vale. Y si encima presume de ello con su pegatina en el coche, mejor que mejor.

👉Gizonok esan eta egin (Los hombres dijeron e hicieron): Propuesta para que los hombres asuman compromisos concretos y los lleven a cabo. Mediante una aplicación informática, los hombres pueden analizar su propio comportamiento para ser conscientes de si están realizando conductas discriminatorias o poco igualitarias de manera consciente o inconsciente. En base a esos resultados se les proponen compromisos y recursos para ponerlos en práctica. Y, si quieren, pueden visibilizar sus avances para dar ejemplo. Del dicho al hecho. Pequeños gestos para grandes cambios.



Durante este 2024 las actividades de sensibilización de este programa no han cesado y se dirigen cada vez más a los hombres más jóvenes. Esto es muy importante dado el auge de los neomachismos entre gente de cada vez menor edad. En este sentido están desarrollando acciones como un comic interactivo y un juego de mesa (“Seducción con sombrero”) cuya contratación ya ha sido concedida a la empresa Basepack para que desarrolle 100 unidades iniciales con las que trabajar en los centros educativos.

Este año también se ha consolidado una línea estable de asesoramiento y acompañamiento a entidades públicas y privadas (abundando en la necesidad mencionada de realizar acciones continuadas en el tiempo), además de poner en marcha una experiencia piloto para el acompañamiento a hombres, en particular jóvenes, con comportamiento machistas problemáticos .

También han comenzado a trabajar en una réplica de “La caja de la masculinidad” un interesante estudio sobre la construcción de la masculinidad en los jóvenes que desarrolló la Fundación FAD Juventud a nivel estatal. Y finalmente, este año se debe dar a conocer los resultados de la evaluación de impacto de Gizonduz, en la que ya están trabajando.

¿Por qué es importante?

En mi opinión éste programa es ejemplar por varios motivos:

👍Actúa sobre un sector poblacional esencial para lograr una sociedad realmente igualitaria: los hombres.

👍Es transversal, dado que contempla actuaciones dirigidas a los principales perfiles sociales: jóvenes y mayores, empresas privadas y políticos, hombres que ya son aliados y quienes son lo contrario...

👍Actúa sobre la estructura y es estructural: porque busca cambios en la mentalidad que soporta al patriarcado y lo hace de forma estable, longeva y en crecimiento.

👍Y porque lo han puesto en marcha desde un organismo muy feminizado, como es el Emakunde, en estrecha colaboración con asociaciones de hombres demostrando que la unión hace la fuerza; que el mundo de colaboración en igualdad que intentamos construir funciona.

    ¿En qué debe mejorar?

👎Son necesarios aún más recursos para que pueda alcanzar a más población. Como ejemplo, hasta 2023 habían participado en el programa de formación y sensibilización unas 32.000 personas. De ellas el 60% eran hombres, que no es un mal porcentaje pero que es necesario aumentar. Queda además pendiente comprobar el impacto que cada uno de esos asistentes ha podido tener en su entorno, pues el elemento multiplicador es esencial.

👎Por otra parte, se echan de menos más acciones dirigidas a las redes sociales y medios digitales, caldo de cultivo de los neomachismos que se están instalando en nuestra sociedad y que aún no sabemos bien cómo combatir.



Fuente: Facebook de Gizonduz

lunes, 30 de septiembre de 2024

La Revuelta de las Faeneras

 


La Faeneras malagueñas de 1918

No tenemos ni idea de cuándo nació Concepción Mesa, ni de quién eran sus padres, ni cuándo murió. Pero sí sabemos cómo acabó aquel 9 de enero de 1918 subida a una silla, en mitad de la Alameda Principal de Málaga, en medio de unas 800 mujeres pendientes de sus palabras.  

Mesa anunciaba que ella, una mujer analfabeta y obrera de una almendrera, le había dado al señor gobernador un plazo de 48 horas para que atendiera a sus demandas. Y lo había hecho porque se sabía con la fuerza que le daban las otras 7 mujeres que la acompañaban:  Dolores Guerrero, Bernarda Martín, María Núñez, María Rodríguez, Antonia Jaime, María Pareja y Dolores Fernández. Y porque la respaldaban las 800 mujeres que la escuchaban y las que quedaban por acudir. Y sobre todo porque el hambre hace valientes.

Esta es la historia de las faeneras de Málaga, mujeres que no sabían leer ni escribir, que trabajaban 14 horas de lunes a domingo en las fábricas de los señores y malvivían en casas decrépitas e insalubres. Es lo historia de una Málaga en la que unos pocos se llenaban los bolsillos exportando las delicias de nuestra fértil tierra mientras la ciudadanía apenas podía comer.

El hambre no era solo cosa de mujeres, por supuesto, pero fueron ellas quienes aquel enero estallaron al ir a comprar el pan (lo más básico) y se lo encontraron a 60 céntimos el kilo. El sueldo de una modista era de una peseta y media. Un hombre que trabajara de herrero apenas cobraba 4 pesetas. Y no era el pan lo único prohibitivo. Las patatas, las almendras y limones que ellas mismas preparaban, ¡el pescado de nuestra bahía!... El murmullo inicial de las mujeres se fue convirtiendo en un pesado zumbido y finalmente en clamor. Unas cuantas comenzaron a gritar consignas: “¡Qué baje el pan! ¡Hay que hacer lo que no hacen los hombres!”.

Las mujeres avanzaban por las calles rumbo al Palacio de la Aduana, sede del Ayuntamiento y el Gobierno Civil. De las callejuelas surgían cada vez más faeneras indignadas y cuando llegaron al lugar escogieron a Concepción, que ya contaba 80 primaveras, como su portavoz. Y ni corta ni perezosa, Mesa se plantó ante las todopoderosas autoridades para exigirles que no exportaran ni un gramo más de comida hasta que los precios volvieran a ser razonables y la gente de Málaga pudiera alimentarse. Y que para ello tenían dos días, que dos días con hambre ya es mucho, y que si no lo arreglaban se atuvieran a las consecuencias.

Y eso es lo que estaba contando Concha, mano a mano con su amiga Dolores Fernández, encima de la silla aquel 9 de enero de 1918.

Evidentemente los señores políticos habían dado mil excusas y hecho un buen puñado de promesas que no pensaban cumplir. Bueno, el alcalde, Salvador González Anaya, sí que lo intentó. Pero tras un fulminante cese el lobby industrial volvió a contar con un alcalde dócil, que es lo que queda bonito y deja claro al pueblo llano cuál es su sitio y el de sus aliados.

Pero las faeneras no estaban dispuestas y el sábado 12 de enero difundieron un manifiesto llamando a la ciudadanía a solidarizarse con su lucha. Además convocaban a un mitin que Concepción y sus compañeras iban a dar al día siguiente y al que solo podrían entrar mujeres y tres representantes por cada una de las sociedades obreras. Ese domingo 2.000 personas abarrotaban el local y 6.000 más aguardaban en la calle. Allí decidieron seguir con las movilizaciones, así como permitir a los hombres que se unieran a ellas pero desde la retaguardia.
 
Los siguientes días las calles quedaron tomadas por las concentraciones. Grupos de mujeres paran en el puerto la exportación de un cargamento de patatas y las llevan al mercado para venderlas al precio de 1914, ganancia que luego entregan a la compañía propietaria.  También con un cargamento de pescado. La tensión crece y con ella la presencia de las fuerzas de seguridad e incluso el ejército. 



Ilustración de Manolito Rastamán para el libro de Raquel Zugasti
 
Era la mañana del 15 de enero. Tres marchas, desde cada extremo de la ciudad, recorrían las calles rumbo al Gobierno Civil. El Gobernador volvió a recibir a la delegación, pero ésta vez no hubo promesas; solo coacción, la exigencia del fin inmediato de todas las acciones. Sin contraprestación alguna. Y comenzaron las cargas, coordinadas y violentas, con el resultado de varias personas heridas y tres muertos ese día (2 mujeres y 1 hombre) y otro a consecuencia de las heridas un poco después. El saldo en el otro lado fue de tres guardias heridos por pedradas.
 
Las autoridades prohibieron la reunión de más de tres personas en la calle y pensaron zanjado el asunto. Aun así, más de 12.000 personas se congregaron ante el Hospital Militar en el que los féretros esperaban para ser llevados al cementerio. No pudieron hacerlo hasta muy entrada la madrugada y previa comprobación de que todo el mundo se había ido a casa, porque la cosa pintaba mal.
 
A estas alturas de la historia los medios de comunicación nacionales ya se habían hecho eco de lo que pasaba en Málaga, porque el hambre era un asunto nacional pero en ningún sitio las mujeres habían salido tan respondonas. O eso pensaban ellos. Por supuesto, los titulares son de un paternalismo que duele reproducir y no faltó quién atribuyó el mérito a los hombres que supuestamente manejaban a las faeneras en las sombras.
 
En cualquier caso, las movilizaciones no solo siguieron sino que se extendieron a más ciudades por todo el país. Un mes después, las autoridades implantaron una tasa para regular el precio de los alimentos de primera necesidad. Las mujeres volvieron al trabajo pero dejando escrita una de las mejores páginas de la historia feminista y obrera de Málaga. Aún hoy hay nietas de aquellas mujeres que recuerdan a sus abuelas emocionadas al contar la Revuelta de las Faeneras.



Fuentes y recomendaciones para quién quiera saber más:


https://ondacolor.org/larevueltadelasfaeneras/ Radio teatro realizado por la emisora Onda Color Málaga

* "Mujeres en lucha. La revuelta de las faeneras. Málaga, 1918". Raquel Zugasti Villar. Ediciones del Genal ISBN- 9788418896729

https://www.publico.es/politica/mujeres-cien-anos-revolucion-faeneras-malaga.html Artículo publicado por el diario Público con motivo del centenario de la revuelta.

Artículo publicado por El Salto con motivo del centenario de la revuelta.


 

 

miércoles, 25 de septiembre de 2024

"¡Sé correr sin que me cojas de la mano!"

 

Star Wars VII. Disney 2015

Así de clara era Rey cuando su compañero Finn intentaba protegerla en plena huida de un grupo de soldados imperiales con mala puntería (como siempre). Tampoco él estuvo muy fino en su afán sobreprotector, pero al menos ésta vez la película nos deja claro que Rey corre como una chica, así que no le necesita.

La representación de la mujer en el audiovisual ha evolucionado mucho, qué duda cabe, pero aún nos quedan algunos lustros para igualar las cosas (como siempre). Y parte de eso tiene que ver con la brecha de género en el cine. Y digo el cine como podría decir otro millón de espacios, profesiones y situaciones. Pero con algún ámbito me tenía que quedar y éste me parece muy importante.

Y es que la narrativa audiovisual no es simplemente el resultado de un montón de rojos subvencionado haciendo cosas de rojos. No es solo una forma trivial de pasar el rato mientras miras otra cosa en el móvil. No es eso con lo que rellenar tiempo en pantalla entre anuncio y anuncio. No solo.

La narrativa audiovisual es una forma de enviar mensajes, crear imaginarios, sembrar inquietudes... Y aunque es un trabajo de equipo, hay quien interviene más y quién menos en decidir qué y cómo se cuenta. Quienes más pesan en esa decisión son las personas que ocupan los puestos de dirección, guion, y producción ejecutiva (los que buscan y manejan la pasta). Y resulta, ¡oh casualidades de la vida! que son los puestos en los que hay menos mujeres, según se explica muy bien en éste artículo publicado en junio de 2024.

Como en todas partes, esto supone que las mujeres cineastas ganan menos, sufren más para llegar al mismo sitio que sus compañeros, son cosificadas y a menudo también encasilladas en tareas y/o roles “más femeninos”. Pero además, en el audiovisual, la ausencia de mujeres acarrea la ausencia de la mirada, de la perspectiva de género que surge desde la propia experiencia; supone menos oportunidades de visibilizar esa realidad y esas emociones que las mujeres vivimos en nuestras carnes, lo queramos o no.

Así, es más probable que Iciar Bollain e Isa Campo sientan la sororiedad necesaria para hablar de Nevenka Fernández con la justicia que merece. El verano del 93 que nos cuenta Carla Simón, drama aparte, tiene guiños y matices que pueden resultarnos muy cercanos. Aunque una mujer cineasta también nos pueden poner los pelos de punta como lo hace el psicópata americano de Mary Harron. Pueden contar lo que sea, aunque aún mucha gente no se lo crea. Nosotras mismas para empezar.

Por eso, las niñas deben ver mujeres dirigiendo y no solo ligándose al prota. Mujeres que son proactivas y no solo receptivas, mujeres que deciden qué quieren contar y cómo hacerlo, mujeres en todo tipo de roles, con todo tipo de cuerpos. Y eso aún no está pasando, no con la frecuencia y repercusión que debería. No hay más que ver que Netflix y Amazon son las plataformas con menor producción femenina, siendo las más vistas por el gran público.

La presencia de mujeres en puestos relevantes en la industria del audiovisual no es solo una cuestión de justicia laboral; es una necesidad que facilita la visibilidad de nuestra perspectiva, la presencia de menos estereotipos y más verdad, es una forma de equilibrar una industria que perpetúa el androcentrismo en el imaginario colectivo. Las mujeres en el cine son imprescindibles para mostrar la realidad de las mujeres en el mundo y, sobre todo, para construirla.


Alice Guy, la primera cineasta de la historia.


martes, 24 de septiembre de 2024

Ésta soy yo y éstas son mis circunstancias

Acabo de empezar un curso sobre los Fundamentos sobre la Igualdad entre Hombres y Mujeres y lo primero que me han pedido es una presentación vía blog. Lo aclaro para que se entienda a qué viene ésta entrada sobre mí misma, que puede resultar desconcertante y un tanto narcisista, así sin venir a cuento. Pero sí que viene, así que procedo a contar. 


Susana: periodista de nacimiento y funcionaria de la Seguridad Social por avatares de la vida bastante recientes. 

Éste es mi perfil laboral básico, aunque para completar mi currículum tendría que añadir unos cuantos trabajos más con los que he ido aliñando mi vida dado que el periodismo local da para lo que da, y frecuentemente no da para nada: profesora, teleoperadora, administrativa/conserje, operaria de publicidad situacional (que suena a mucho pero consiste en colocar los carteles que adornan los supermercados para que compres cosas que no están tan bien como prometen)... 

Cuando aprobé la oposición que estaba llamada a darme una vida laboral estable resultó que no fue así sino que solo era el comienzo de una travesía hacia un arco iris bajo el cual me espera una olla de oro que aún no veo pero en la que creo firmemente. Un arco iris que está en Málaga, por cierto. 

Mi primer destino fue en el INSS de Ciudad Real. Allí me encontré con una gente fantástica, un trabajo más complicado de lo que esperaba pero asumible, y 370 km de distancia a mi pareja, hijos, animales y, lo más grave, padres dependientes. Resultado: una excedencia por cuidado de mayores que me ha permitido poder volver a Málaga y cuidar de mi gente a costa de comer piedras. 

También me permitió aceptar la petición de mi sindicato para asumir el cargo de Secretaria de Mujer y con ello la oportunidad de entrar de lleno en la lucha feminista, que hasta el momento había ejercido de forma tangencial a la vez que forzosa, dado mi género. Así descubrí un modo de ejercer mi activismo lleno de malos ratos y satisfacciones a partes no iguales. Y es que la igualdad real es una aspiración en muchos planos, también en el reparto emocional. 

Tras un año y medio de trabajo tuve que dejar el cargo para centrarme en estudiar la promo interna y rezar desde mi ateismo para lograr una plaza en mi ciudad. Porque el tiempo de la excedencia se acaba y, contrariamente a lo que parece opinar el legislador, las personas mayores dependientes no mejoran en 3 años. Más bien todo lo contrario. Ahora tengo la plaza en Córdoba, que es la mitad de trayecto, pero 160 kilómetros siguen siendo muchos kilómetros.

Concluyendo, que es gerundio y un alivio para quién esté leyendo, que éste curso me va a dar la oportunidad de volver a trabajar en una ámbito tan esencial y apasionante como la lucha por la igualdad real y efectiva, puede ayudarme a rascar algún punto en ese anhelado concurso que me devolverá a casa y sanará mi cuenta corriente, y me ha permitido recuperar éste blog que comencé en 2011 y acabé ese mismo año como si del blog de Luis I El Breve se tratara. 

Un abrazo a todos y todas, y en especial a quienes hayan llegado a leer ésta línea final. ¡Gracias por ello!




lunes, 17 de octubre de 2011

¡Funcionario malo, malo y malo!

Hoy me ha llegado al correo uno de estos mensajes que, sin ser novedad, dice verdades como puños que no está mal recordar. Por eso quería compartirlo con vosotros. Porque alude a un artículo contra los funcionarios (otro más) y ese es un tema que sigue estando muy de moda. Si quereis leer el artículo al que hace referencia pinchad aquí.

Yo no soy funcionaria, porque a pesar de la insistencia de mi madre (o tal vez por eso) no me dió la gana de estudiar oposiciones. Pero ella si lo era, maestra en concreto, y de educación especial. Me gustaría ver al señor Ferrand currando cómo ella lo hacía por las mañanas y preparando materiales por la tarde. Mi marido también trabaja para la administración, es ordenanza, y ha tenido que trabajar largísimos turnos nocturnos en residencias de ancianos, centros de internamiento de menores, etc, hasta lograr un puesto "cómodo" (solo en turno de mañana). De este cómodo trabajo ha llegado a casa con agujetas más de una vez, las que no creo que haya tenido el señor Ferrand escribiendo estas lindezas.

Una guinda en el universo del cachondeo y chiste fácil sobre los funcionarios procedente de la ignorancia y la atención a la anécdota por encima del conjunto. ¿Qué si hay funcionarios vagos e inútiles? Por supuesto que sí, igual que en la empresa privada. Y al igual que allí casi todos ocupan puestos directivos o son consentidos por estos últimos.


"RESPUESTA AL ARTICULO DE OPINION " LA DICTADURA DEL FUNCIONARIADO " DE M. MARTIN FERRAND.

Sr. Martín Ferrand son muchos ya los comentarios despectivos y miserables que se están lanzando contra los funcionarios, esa casta, como usted los llama de la que yo formo parte. Pero es precisamente su artículo de opinión, por venir de quien viene, todo un profesional del periodismo, al que yo, sinceramente creía, objetivo y sensato, el que me ha encendido sobremanera y no quiero pasar por alto mi oportunidad de respuesta porque no ha podido ser más subjetivo, más insensato y sobre todo, más erróneo en sus planteamientos contra nuestra "casta".


En primer lugar, ni yo ni ninguno de los muchos compañeros a los que trato nos sentimos ni tenemos porqué sentirnos servidores de nadie, y mucho menos queremos ser servidos. Le aclaro que en mi declaración a Hacienda no consta que sea servidora de nadie, sino una empleada por cuenta ajena; en este caso, mi empresa es la Junta de Andalucía, a la que accedí por cierto tras unas duras oposiciones y que tras, 25 años de servicio como Administrativa (es decir 8 trienios), teniendo un complemento de exclusividad que me obliga a trabajar, como mínimo, 110 horas más al año que al personal que no lo tiene y gestionando un Negociado, cobro 1.500 EUR, de los cuales usted se cree muy dueño de rebajar un 20%.

Comenta que por la crisis es el funcionariado el que tiene que ver disminuidos sus ingresos, ¿por qué?, ¿es que en épocas de "vacas gordas" el Gobierno hace conmigo reparto de beneficios? ¿Está usted quizás dispuesto a darme algo de sus ingresos cuando éstos sobrepasen lo que habitualmente cobra? ¿Está dispuesto acaso a hacerlo algún profesional "libre" de este país? Le pongo un ejemplo muy concreto:

Un vecino de mi bloque, trabajador de la construcción, tan discreto en ingresos como yo hasta el "boom" urbanístico, ha podido invertir y comprar 2 pisos más en Sevilla capital. Es cierto, ahora está en paro y yo y toda mi casta hemos contribuido a que pueda cobrar el subsidio de desempleo, porcentaje que pagamos todos los meses aunque a nosotros no nos haga falta, pues jamás lo cobraremos. Además, usted pretende rebajar mi sueldo un 20% para "repartir" con él y muchos como él que ahora no les va bien. ¿Hablaría usted para que me cediera uno de sus pisos y así dejar la hipoteca del único pisito que poseo y que me está quitando el sueño? Los dos creemos que él no estaría dispuesto, ¿verdad?. Pues yo tampoco a darle un 20% de mi sueldo.

Habla también de que pretendemos vivir sin la incertidumbre que acompaña a otros ciudadanos. Pues sí, Sr. Martín, de eso se trata, aspirar a ser funcionarios es aspirar a poco materialmente en la vida, nunca seremos ricos, pero aspiramos a la estabilidad en el empleo, recurso al que puede aspirar cualquier persona, usted también, aprobando unas oposiciones. Por tanto, si yo he aspirado a "ganar poco y vivir tranquila" es un derecho adquirido y no, no me he adueñado de nada ni considero mi puesto hereditario. Mis hijos se lo tendrán que currar y posiblemente más que los suyos, por venir de una familia más humilde o sencilla como quiera llamarlo.

Y es en este punto donde más me enciendo, ¿con qué derecho se cree para proclamar a los cuatro vientos que mis dos hijos (estoy separada) tengan que vivir con un 20% menos de lo que viven?
Ah!.., y yo declaro hasta el último céntimo que gano (y todos sabemos que eso no es así en todas las profesiones, pues hay mucha "economía sumergida").


Por lo tanto no intente "calentarle" el ánimo a nadie con el hecho de que son los ciudadanos quienes con sus impuestos me retribuyen, nosotros también contribuimos y mucho a las arcas del Estado.
Y una cosa más, considero el trabajo de esta casta mucho más importante para el país que el de su profesión, por ejemplo. Si no escribe un día un artículo no pasa absolutamente nada, pero si mis compañeros de la Sanidad , la Enseñanza , los Cuerpos de Seguridad... no acudieran a su trabajo... ¿qué ocurriría? En fin, Sr. Martín piense más lo que escribe antes de hacerlo.

En lo que se refiere a la Sanidad , diré (y hace mucho que quiero decirlo): Llame Ud. a un fontanero, o a un electricista, por ejemplo, un 24 o un 31 de Diciembre a las 04 horas de la madrugada (y relato dos casos auténticos ocurridos con esos dos profesionales).

- ¿Cree que acudirá alguno a su domicilio?
- ¿Cuanto cree que le cobrará?
- ¿Le hará factura o le tendrá que pagar en cash? además de tener que darle las gracias, aunque al día siguiente fallen las reparaciones.


Yo se lo digo:

- Después de llamar a los de la Compañía de Seguros de su domicilio, no irá nadie. Al día siguiente, tampoco. El primer día laborable se presentará uno que le facilitara el portero de su finca.
- Le dirá que, si quiere que repare la avería, le tiene que pagar en mano (creo que a eso se le llama dinero negro).
- Estarán en su casa: uno 7 minutos y el otro 14 minutos- Le cobrarán: uno 80 EUR por 7 minutos y otro 93 EURuritos por 14 minutos.
¡¡¡ No está mal !!! (Por cierto al electricista se le tuvieron hasta que prestar las herramientas)


Ahora le diré que pasaría si Ud. (o el electricista o el fontanero de la historia) un 24 o un 31 de Diciembre a las 04 horas de la madrugada se diera una fenomenal torta con su coche (Dios no quiera) después de venir de una fiesta de esas a las que sólo pueden ir los que tienen sus ingresos (aunque, la verdad, ustedes siempre suelen ir de gorra a esos saraos, cosa que no nos ocurre a ningún funcionario:

- Acudirán la policía y los Servicios de Emergencia (todos ellos funcionarios que tienen la suerte de trabajar ese día).
- Le llevarán a las urgencias de un Hospital Público (donde se le admitirá aunque Ud. no tenga cartilla de la Seg. Social.
- Le atenderán celadores, administrativ@s, auxiliares de enfermería, enfermer@s, divers@s técnic@s, médic@s, etc... (todos ellos funcionarios que también tienen la suerte de trabajar ese día).
- Pongamos que sufre un traumatismo craneo-encefálico (repito: Dios no quiera).
- Se le llevará a un quirófano ya preparado y bien limpio (también entran en esta función l@s limpiador@s que también tienen la suerte de trabajar ese día).
- Se le intervendrá durante varias horas esa misma noche (no el día siguiente o el otro).

¿Sabe cuanto cobrará por hora el que más cobrará (en este caso los médicos y neurocirujanos)?  Alrededor de 15 Euros netos. El resto se lo lleva Hacienda (aquí no vale lo del dinero negro). Imagínese lo que cobrarán los demás... ¿Sabe qué ocurrirá si la operación no es de su agrado? Ud. (o el electricista o el fontanero de la historia) nos demandará. Iremos todos a los Tribunales y tendremos muchos problemas.
¿Sabe qué ocurre si uno de sus artículos, o la reparación, no es de nuestro agrado? ¡¡¡ NADA !!! Entonces, Sr. Martín Ferrand, ¿sigue opinando que se nos debe bajar un 20 % nuestras retribuciones? Si es así, a Ud., y a los que piensan como Ud., sólo tengo que decirles:¡¡¡ Váyanse a tomar por el culo !!! ."

Perdón por la grosería final, pero es que si la quito del texto original se pierde la esencia del escrito.

lunes, 10 de octubre de 2011

El dinero no existe

El dinero no existe. Hace mucho tiempo que ocurrió, pero hasta ahora no nos habíamos dado cuenta. Incluso ahora hay mucha gente que no lo sabe. Pero es una realidad tan aplastante que cada vez es más difícil ignorarla.

Hace unos años yo trabajaba como profesora de audiovisuales y artes escénicas. El profesor de Formación y Orientación Laboral se largó de la escuela a la francesa (por motivos muy comprensibles, por otra parte) y en mí recayó la tarea de impartir el último trimestre de su asignatura, precisamente comenzando por el tema “Principios de economía”. ¿Qué sabía yo sobre eso?. Nada, obviamente. Así que hable con un amigo que estudiaba Económicas, me metí en internet, pedí libros y leí y escuché cuanto pude.

Aprovecho para hacer uno de estos incisos que tanto me gustan: queridos padres y madres, alumnos de escuelas privadas de todos los niveles, siento decirles que sí, que puede que en esa escuela tan carísima que están pagando y en la que les anuncian profesores “altamente cualificados” también se estén haciendo éstas cosas. Y no todos los sustitutos pueden o se molestan en leer tanto.

Continuando con el tema, fue entonces cuando descubrí que vivíamos en una peligrosa mentira. Leí mucho sobre el, ahora tristemente famoso, “mercado”, sobre la oferta, la demanda, los factores de producción, sobre inflación y deflación… y sobre el dinero. Resumiré su historia si ustedes me lo permiten (y si no también, qué le vamos a hacer).

El dinero vino para acabar con los desacuerdos sobre valor propios del sistema de trueque. Se acordó que el oro sería el que sirviera para dar valor universal a los intercambios (metal dúctil y maleable, muy resistente a la corrosión y ¡atención! presente en nuestro planeta en cantidad finita). Luego se cambió el oro físico por monedas acuñadas y más tarde por papel moneda. Ventajas: mayor ligereza y sobre todo el poder guardar el valioso oro a buen recaudo. Gran desventaja: perdías tu oro de vista y quedaba bajo el control de extraños/banqueros.

Los precios subieron cada vez más. Claro, fabricar moneda es fácil y a todos nos gusta la riqueza ¿verdad?. El problema es que cada vez había más papel y menos oro. Al final ese papel no podía cambiarse por el oro que le respaldaba, a no ser que fueran dólares estadounidenses (en los acuerdos de Bretton Woods, tras la II Guerra Mundial, se acordó que todas las divisas podían ser convertibles a dólares de EEUU y sólo ese dólar podía cambiarse por lingotes de oro. ¡Qué listos!, ¿eh?).

No fue hasta 1971 cuándo los demás países empezaron a sospechar que tampoco el dólar americano podría cambiarse por oro. Una vez más una guerra (el mejor invento del mundo para ganar dinero) fue el desencadenante. EEUU estaba endeudado hasta las orejas por la guerra de Vietnam y eso lo estaban pagando los norteamericanos con sus impuestos (por no hablar de las vidas de los soldados, pero como eso en último término es un ahorro para las arcas estatales da igual). Los bancos centrales europeos (ilusos ellos) intentan convertir sus dólares en oro. Esto hace que la citada moneda cada vez valga menos, y menos, hasta tener que reconocer que no hay oro bastante para respaldar tanta moneda como se ha acuñado.

¡Dios mío!, si el dólar no vale nada ¡nuestro dinero es solo papel!, ¡el mundo se hunde porque sin dinero ya no somos nada!... Por supuesto encontraron una solución: se acabó para siempre la convertibilidad del dinero en oro y sustituimos su valor por los acuerdos y movimientos de los “mercados”. Desde 1973 a hoy el dinero tiene valor gracias a la creencia subjetiva de que será aceptado por los demás habitantes de un país o zona económica como forma de intercambio. No hay ningún activo que lo respalde y por eso se llama “dinero fiduciario” (bonito palabro), es decir, que se basa en que ha sido declarado por el Estado, que busca el respaldo en el PIB (a más PIB más derecho tengo a imprimir moneda). Es un pacto social.



Pero ya sabemos que todas las partes implicadas en un pacto deben cumplirlas. Y aquí está el problema. Nosotros los usuarios de a pié seguimos trabajando para lograr una cantidad X de dinero, con la que se supone que podremos comprar una cantidad Y de bienes. Pero los que nos suministran esos bienes han decidido darle por su cuenta otro valor a nuestro dinero. Así por la misma cantidad Y nos piden X+2 (o +3, o +4… suma hasta que el los usuarios de a pié puedan soportarlo. Y los usuarios demostramos ser extremadamente sufridos, o tontos, yo que sé).  

Hay unos culpables para todo esto. Los artífices de todo este tinglado (los banqueros), los consentidores en busca de su tajada del pastel (los gobiernos), los encargados del adoctrinamiento de las masas y el enmascaramiento de la realidad (los mass media), las masas pasivas que preferían seguridad a libertad (nosotros).

¿Y ahora qué vamos a hacer? ¿escucharemos a los que dicen que “reactivar el consumo” es la solución? ¿u optaremos por “reactivar nuestra mente” para hallar caminos más justos y lógicos?. Nuestro sufrimiento está creciendo en proporción directa a nuestro conocimiento. Podemos ser avestruces y dejar conocer, meter la cabeza bajo tierra aún a riesgo de que nos devore el depredador de turno. Y podemos actuar como animales inteligentes y usar nuestro conocimiento para sobrevivir.

En caso de escoger la segunda opción echa un vistazo a este video. Si crees que mis post son largos ya te aviso de que es un corto de casi 30 minutos. Pero también es más ameno que yo, así que te recomiendo que lo veas hasta el final, que es lo mejor. 


jueves, 29 de septiembre de 2011

Motion is emotion



Yo soy burguesa (tengo casa, coche y dos televisiones), de izquierdas (no confundir con militante de un partido cualesquiera), de mediana edad (eufemismo que me hace sentir mejor cuando me acuerdo de que cuándo nací Franco aún vivía) e indignada (tengo perro, pero no flauta. Eso sí, mi canario silba de maravilla).

Todo el mundo habla del Movimiento 15M y yo no quería ser menos. Porque por las barbaridades que he escuchado no hace falta tener una inteligencia privilegiada para opinar sobre esto. De hecho no hace falta ni tener inteligencia de algún tipo.

Por si algún marciano o ermitaño está leyendo esto y no sabe lo que es el 15M lo resumiré a mi modo: un montón de gente de todo tipo que está hasta los mismos ¢Øjص€§ (ejem…) y que o lo gritan o revientan. ¿Y qué gritan?

Los más jóvenes repiten que “les están robando su futuro”. A la vista de los datos yo no me atrevo a llamarles “victimistas” sino más bien “realistas resilientes”.

Los de mediana edad (eufemismo again) afirmamos que nos engañaron cuando éramos jóvenes y que ahora le están robando el futuro a nuestros hijos. Luchamos por ellos. En serio.

Los más mayores intentan entender un follón nacido de la mentalidad 2.0. o intentan ignorarlo porque para eso ellos ya vivieron sus propias guerras. Están en su derecho.

A mi pobre entender las demandas de que éste fenómeno se vuelva más orgánico, o incluso de que se politice, proceden de gente que no termina de comprender la causa y el propósito. La causa es el hartazgo, la indignación, la impotencia y, ¿por qué no? el miedo. Pero la cuestión está en el propósito. El movimiento 15M no quiere cambiar el mundo, no es el responsable de hacerlo. Eso sería como si los padres de los hijos vagos les hicieran los deberes: ni es la obligación de esos padres, ni sirve para nada.

Lo que hacen los indignados es exigirle a quienes tienen el poder de arreglar las cosas que lo hagan.  Que dejen de mirarse el ombligo, o más bien el bolsillo, y miren a su alrededor. Porque nos hemos dado cuenta hace tiempo de que no están trabajando para nosotros, de que nos consideran “máquinas de gastar” y no personas, y de que sabemos que si no llegamos a fin de mes es porque ellos llegan con demasiada holgura. Porque ellos hasta ahora no sabían que nosotros lo sabíamos.

En ese sentido el 15M empieza a funcionar. Algunos políticos afirman que incluirán algunas demandas en sus programas. Vale, eso es como si te prometen que te van a regalar el arco iris: es muy bonito pero además de ser mentira no vale para nada. Aún así, por algo hay que empezar ¿no?. Otros se enfadan, insultan y se ponen en evidencia, dándole sin querer más importancia y eco a  los indignados y proporcionándonos algunos momentos de guasa y/o debate impagables. Algo es algo.

Tal y como está montado todo lo único que podemos hacer es gritar. Así que gritamos. Con pancartas, con acciones de guerrilla, con manifiestos en la web… con lo que podemos. Tal vez a base de reventar tímpanos y crispar paciencias logremos algún pequeño espacio en el que instalar algo nuevo. Y que luego crezca. Tal vez no. Pero lo que no podemos hacer es dejar de gritar porque ya hemos comprobado que el silencio es el mejor abono para la desvergüenza.